Espacio La Punta – Arte contemporáneo
Muestra individual
2008
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El Espacio La Punta surgió en 2007 con el propósito de desarrollar proyectos de artistas a partir del concepto de práctica del arte puesta en contexto, en una pequeña casa ubicada en la calle Florida 299, al sur de la ciudad de San Miguel de Tucumán.
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Los días consistió en la ocupación de toda la casa. En las dos salas ubiqué sendas instalaciones, y en la cocina llevé a cabo una acción (el día de apertura de la muestra), de la que quedó “un resto”.
* Sala 1: un sector de la sala fue ocupado por una suerte de pared (acumulación) construida con objetos propios de la cocina tales como ollas, sartenes, jarros, etc.
* Sala 2: un anafe, con su correspondiente garrafa, ocupó el centro de la sala. Sobre la hornalla encendida, coloqué una pava. Al hervir el agua que contenía, la misma emitía un punzante silbido que contaminaba el plano sonoro de toda la casa de modo constante.
* Cocina: llevé a cabo una acción consistente en hervir fideos y probar el “dente” de los mismos arrojándolos sobre los azulejos, sin quitarlos. De este modo, fue generándose “un dibujo” que se constituyó en huella de la acción realizada.
LOS DÍAS (texto por Geli González)
Minutos
horas
días
más días
más horas
más minutos
más días…
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Cocina… lugar de tanto amor, y tan fastidioso por momentos.
Extremos que se tocan
El vaciamiento de la cocina tiene efectos de estallido. Los objetos que la habitan se expanden por la casa. Se acumulan en trincheras.
El chirrido de la pava horada la cabeza, violenta frenéticamente.
El dibujo, comestible y fugaz, se torna precario, inestable.
Lo rutinario se re-significa en la cotidianidad del espacio en un intento de huída del tedio.
Los días, un proyecto de Geli González (texto por Claudia Martínez, Valencia, mayo 2008)
… de armas tomar
Geli ha tomado la casa, desafiante se ha puesto en pie de guerra. Tras la muralla de utensilios suena crepitante y desesperado el grito del agua. Allá al fondo, en la cocina, disparos. Contra el paredón yacen inertes los fideos en fatídico deceso, sus cuerpos retorcidos y empastados muestran el fin de la batalla. El tedio ha sido acorralado.
Una dosis de humor e inteligencia es necesaria para reinventarse, para situarse en la creación desde la adversidad de lo rutinario.
Lo más delicado de la obra de Geli es su capacidad de revertir el hastío en poesía, así, los actos y los objetos cotidianos adquieren una cualidad extravagante.
En casa las jornadas pasan, las horas transcurren y se sucede el rito de todos lo días. En la cocina, ese ámbito en donde se elaboran los platos con imaginación para nutrir y no aburrir, conciliar gustos y disgustos e inventar con ingenio todos los días con poco dinero, mucha gracia y poco tiempo; allí donde se cuecen también las ideas, Geli resuelve un dibujo con la excusa de probar “el punto” de la pasta. El emplaste de harina húmeda deja huella, un pegote que forma una amalgama de “líneas spaghetti” en los azulejos de la cocina.
Las cacerolas, los cacharros y las sartenes en la sala, son ladrillos que construyen una idea. Una muralla de contención que la coloca en la retaguardia, en el lugar de la reserva, para combatir desde allí con cautela y fisgoneando desde el corazón mismo de la casa.
El agua hirviente, crispante y sonora, una columna de vapor que se alza como una línea evanescente cruzando el aire es un grito de guerra, una alarma, un desesperado pedido de auxilio.
Los días, hace alusión al ingenio cotidiano de vivir y sobrevivir al hastío de la rutina de la vida, de la cocina y del arte de todos los días, con una chispa de magia e inteligencia, con cierto humor y por así decirlo… convertir lo adverso en virtud.
Los Días (texto por Carlota Beltrame)
(…) no pasa un día en el que no estemos
un instante en el paraíso y también en el infierno (…)
J. L. B.
Creo que la cosa es así:
1. La instalación y la performance son dos lujos de la escena artística en la periferia extrema marcada, entre otras cosas, por la ausencia de un mercado, siempre demandante de esa rara y sofisticada mercancía que es el objeto de arte. Tucumán asume esa particularidad que la convierte en lugar de penurias para sus artistas, pero también en un lugar del que éstos saben extraer ventajas.
2. Como en cualquier parte del mundo, tanto el paisaje urbano como el privado nos acogen por su familiaridad y por la misma razón nos repelen. En esto, Tucumán también es experta.
En la encrucijada de estos dos vectores (para parafrasear a curadores, historiadores y museólogos que saben más que yo), se encuentra “Los días”. Así pues, Geli González construye una mercancía que no podrá ser comercializada y en la que la metáfora sobre el hastío parte de lo privado para ampliarse como diástole hacia la experiencia colectiva.
Gracias por esperar de mí éstas u otras palabras.